Elisabetta Dami, la "madre" de Geronimo Stilton: "Y ahora tengo una nueva familia de lobos".

“Siempre estoy Me gustaban los libros que, al leerlos y escuchar la historia de los personajes, te transmiten la sensación de haber vivido esa vida. Te abren nuevos mundos y, en definitiva, también hablan de ti. Elisabetta Dami es la madre de Geronimo Stilton , el ratón periodista que habla 50 idiomas y ha conquistado a más de 187 millones de lectores en todo el mundo, pero no solo eso. Para Rizzoli, escribe novelas infantiles ambientadas en la naturaleza, como Lobo Azul y El Destino de un Lobo .
Elisabetta, Gerónimo ha cumplido 25 años. Pero también has creado otros personajes que están entrando en el imaginario de los niños y de los adolescentes.
Gerónimo es como un hijo para mí. Nació hace muchos años y enseguida se convirtió en un personaje "vivo", con identidad propia, reconocido por los niños. Me pareció justo que firmara sus libros, como sigue haciéndolo. Disfruto siguiéndolo y ayudándolo a escribir sus historias. Siempre estará ahí. Sin embargo, con el paso de los años, el deseo de dar vida a otros personajes se ha fortalecido, y él está más vivo que nunca.
Como amante de los animales y fan de WWF, los lobos te inspiraron especialmente. ¿Por qué?
El lobo es un animal que vale la pena salvar, un símbolo de la naturaleza y mucho más. Cuando me encuentro con niños en las escuelas, siempre les pregunto: "Si tuvieras que escribir la historia de un animal, ¿cuál elegirías?". El lobo siempre gana. Y más aún cuando les pregunto: "¿Qué animal te gustaría ser?". El lobo no tiene rivales.
¿Ya no da miedo? ¿Ya no es el lobo feroz de los cuentos de hadas?
No, a los niños les fascinan. Los ven como animales valientes, fuertes y con muchos amigos. Yo también he encontrado una nueva familia a través de sus historias: con Lobo Azul, ha comenzado una saga familiar, la Saga del Clan del Lobo. Después del padre, contamos la historia de su hijo, Ojos de Cielo, y el año que viene la de su hermana. Los niños ya les han cogido cariño a todos.
¿Cual es el secreto?
Al igual que Gerónimo, no están solos. Están rodeados de una comunidad, amigos, compañeros de trabajo y familia. Entras en ese mundo. Son animales que viven en grupos, comparten experiencias, enfrentan y superan desafíos juntos. Y viven junto a los niños para animarlos y animarlos a colaborar.
¿Existe siempre una misión educativa, más allá de la de entretener a los niños y abrir su imaginación?
Por supuesto. Porque describir la realidad desde la perspectiva de los animales puede ofrecer perspectivas importantes, ayudándoles a comprender los valores, la amistad, la sabiduría, la humildad y el perdón. En el primer libro de la serie, el perdón es el eje central de la historia: la capacidad de afrontar una situación dramática y encontrar la fuerza para seguir adelante, liberándose de la tristeza. Y en El Destino del Lobo, vemos la dificultad que enfrentan los niños de hoy para acercarse al mundo y encontrarse a sí mismos.
¿Ya está escribiendo el tercer volumen? ¿Alguna pista?
Sí, se publicará el año que viene y veremos a esta loba rebelde como protagonista. Cuando le dicen que la líder de la manada nunca es una mujer, responde con contundencia: "¿Y entonces? Es hora de empezar a cuestionar incluso las cosas que dábamos por sentado". Me lo estoy pasando bien.
En este caso, está su firma. Es Elisabetta.
Para mí, escribir un libro es una oportunidad para aprender sobre muchísimas cosas interesantes: para explicar todos los detalles, primero estudié a fondo el mundo de los lobos y sus características. Los conozco, siempre a una distancia prudencial y con el máximo respeto por ellos, por las normas de su sociedad y por la naturaleza y sus ritmos. Este verano, volveré a su fantástico refugio en Abruzos, en el oasis de WWF, con Fernando Di Fabrizio, un gran experto en animales y fotógrafo, que ya me había explicado muchísimo. Tomaré nuevas notas.
Al igual que Stilton, que en el año en el que todo el mundo está loco por Sinner, también ha desatado la manía del tenis en Topazia.
¡Sí! Otra excusa para investigar, aprender toda una serie de detalles que ni Gerónimo ni yo conocíamos, y recordar que todos los deportes son educativos: enseñan a los niños la importancia de respetar a sus oponentes.
Il Giorno